Alejandro González. Dispuesto para el viaje. Talla en madera.
Los espacios que quedan en el pasado y las ilusiones por alcanzarse a uno mismo, los viajes lejos de aquí, los amores que matan, las promesas que se marchitaron y las memorias que constantemente se escurren y se transforman. Estos traen los pies para volar, los labios que enseñan a sentir, los ojos para descubrir las sonrisas y las realidades para creer de nuevo. No hablo de esperanza, porque la esperanza está en el futuro, en ese otro lado del mar, hablo de cruzar el mar y no de soñar con llegar al otro lado, hablo de palpar el mundo.